miércoles, 25 de abril de 2012

Cupido y Psiqué

Cupido y Psiqué (1889)  ADOLPHE WILLIAM BOUGEREAU 


Cupido es uno de los símbolos de San Valentín el patrón del Amor. Indubitablemente, Valentín fue un gran Maestro de la Gnosis; fundó una escuela denominada de los "Valentinianos"; fueron gentes que se dedicaron a los estudios del Esoterismo Crístico en todos sus aspectos.  
         
En la antigua Grecia Cupido era conocido como Eros, el hijo joven de Afrodita la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Para los romanos Cupido es el dios del amor hijo de Venus y de Marte, dios de la guerra. 
         
Psiqué, es uno de los nombres que la cultura griega daba al Alma. En el arte Gnóstico griego primitivo, la diosa Psiqué, como el Alma, era representada bajo la forma de una pequeña criatura alada. En Gnosis se dice que el ser humano debe morir para sus “defectos” psicológicos para que surjan en él las facultades y los valores superiores de Psiqué, que es la Conciencia o el Alma, para que pueda levantarse a lo más Alto, al Reino de los Cielos…
         
En una plática sobre el amor el V. M. SAMAEL AUN  WEOR, enseñó: “Una pareja de enamorados se torna mística, caritativa, servicial; si todos los seres humanos viviesen enamorados, reinaría sobre la faz de la Tierra la felicidad, la paz, la armonía, la perfección. Ciertamente, un pañuelito, una fotografía, un retrato, provocan en el enamorado, estados de éxtasis inefable; en tales momentos se siente comulgar con su amada, aunque se encuentre demasiado distante, ¡así es eso que se llama "amor"! En Estados Unidos y también en Europa existe una Orden denominada la "Orden del Cisne"; los afiliados a esta Orden estudian y analizan, en  forma profunda, todos los procesos científicos relacionados con el amor”.  
         
“Cuando la pareja está en realidad enamorada, de verdad, se producen dentro del organismo transformaciones maravillosas. El amor es una efusión o una emanación energética que brota desde lo más hondo de la Conciencia; esas radiaciones del amor estimulan a las glándulas endocrinas de todo el organismo, y ellas producen millonadas de hormonas que invaden los canales sanguíneos, llenándolos de extraordinaria vitalidad. ¡Cuán pequeña es una hormona, pero cuán grandes poderes tiene para revitalizar el organismo humano! En realidad de verdad, uno se asombra al ver a un anciano decrépito cuando se enamora; entonces sus glándulas endocrinas producen hormonas suficientes como para revitalizarlo y rejuvenecerlo totalmente. ¡Amar, cuán grande es amar; solamente las grandes almas pueden y saben amar! El amor, en sí mismo, es una fuerza cósmica, una fuerza universal que palpita en cada átomo, como palpita en cada Sol”.

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