lunes, 16 de abril de 2012

El mensaje de Quetzalcóatl: cargar la cruz

  

Ante todo hemos de decir, en forma enfática y con entera claridad, que Quetzalcóatl no es un mito. Incuestionablemente, Quetzalcóatl es el Verbo, es la Gran Palabra, es el Logos platónico, el Demiurgo Arquitecto del Universo, el Fuego Creador. Cuando estudiamos a Quetzalcóatl, descubrimos, en él, el mismo Drama de Jeshúa Ben Pandirá, o sea, de Jesús El Cristo. 

Quetzalcóatl, cargando la cruz a cuestas, nos recuerda precisamente al mártir del Calvario. Así que, en realidad, Quetzalcóatl es el Logos, es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será; es la vida que palpita en cada átomo, como palpita en cada Sol. Antes de que el universo existiera,
Quetzalcóatl existía. 
         
Cuando estudiemos a Quetzalcóatl, no lo debemos hacer desde un punto de vista literario, debemos analizarlo juiciosamente a la luz de las más diversas teogonías. No podría ser comprendido Quetzalcóatl, sin conocerse previamente los Misterios Crísticos. 

Los Misterios del Sexo son trascendentales, y están en la cruz. La inserción del Lingam vertical con el Cteis formal, forman cruz, y los Misterios del Sexo fueron enseñados por el Señor Quetzalcóatl, encarnado realmente, convertido en hombre vivo, y no en un simple personaje mitológico. 
         
Ha llegado la hora en que nosotros conozcamos los Misterios Quetzalcóatltianos, que conozcamos los Misterios del Árbol del Universo, que conozcamos los Misterios del Sexo,que los estudiemos profundamente ,para transformarnos radicalmente y convertirnos en Hombres y más tarde en Superhombres. ¡Necesitamos regresar a esa  antigua sabiduría y hacer resplandecer los Misterios de Anáhuac sobre la faz de la Tierra! 
         
Se fue Quetzalcóatl, amarrado a su cruz. Sí, porque en la cruz se encuentran los Misterios del Lingam-Yoni, del phalo-útero; porque la cruz es un instrumento de redención y de transformación también. Ha llegado la hora en que debemos revolucionarnos contra nosotros mismos; ha llegado la hora en que nosotros debemos transformarnos, ha llegado el instante en que debemos abrir los viejos Códices de Anáhuac y conocer la sabiduría serpentina del Señor Quetzalcóatl! 

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