domingo, 15 de abril de 2012

Megalítico de Stonehenge

               

Los Códices y libros antiguos como la Biblia y el Mahabharata, nos informan de la existencia de  “Gigantes” en la antigüedad, como los de Gibborim y los ante y postdiluvianos. Tenemos las cinco estatuas de Bamián redescubiertas por el famoso viajero chino Hiouen Thsang. La más grande representa la primera Raza humana cuyo cuerno protoplasmático, semi-etérico, semi-físico, está así conmemorado en la dura piedra imperecedera, para instrucción de las generaciones futuras; pues de otro modo su recuerdo no hubiera jamás sobrevivido al Diluvio Atlántico.

 La segunda, de 120 pies de alto representa con entera claridad al nacido del sudor, la Raza Hiperbórea. La tercera mide 60 pies e inmortaliza sabiamente a la Raza Lémur que habitó en el Continente MU o Lemuria situado en el océano Pacífico; sus últimos descendientes se hallan representados en las famosas estatuas encontradas en la Isla de Pascua. 
         
La Cuarta Raza representada por la correspondiente estatua, vivió en el continente Atlante situado en el océano Atlántico y fue aun más pequeña aunque gigantesca en comparación con nuestra actual quinta Raza. La última de estas cinco imágenes resulta siendo un poco más alta que el término medio de los hombres altos de nuestra raza actual. Es obvio que esa estatua personifica a la humanidad Aria que habita en los continentes actuales. Existen por ahí en todos los rincones del mundo, ruinas ciclópeas y piedras colosales como testimonio viviente de los gigantes. Si no hubieran existido gigantes que moviesen rocas tan colosales, jamás hubieran tenido realidad, un Stonehenge, un Carnac (Bretaña), y otras semejantes construcciones Ciclópeas. Las piedras monstruosas de Stonehenge eran llamadas antiguamente CHIOR-GAUR o el baile de los Gigantes. 
         
Varios autores muy eruditos hablando sobre las ruinas de Stonehenge, Carnac y West Hoadley, dan informes maravillosos sobre este asunto tan especial. En esas regiones se encuentran inmensos monolitos, pesando algunos sobre 500.000 kilogramos. Fueron los gigantes de los antiguos tiempos quienes pudieron un día levantar esas moles, colocarlas en forma simétrica perfecta, y asentarlas con tal maravilloso equilibrio que parece que apenas tocan el suelo, y que aun cuando el contacto más ligero de un dedo las pone en movimiento, resistirían, sin embargo, la fuerza de veinte hombres que intentasen desplazarlas. Fueron GIGANTES los que transportaron las piedras para  la construcción de las pirámides de Egipto. 
        
 Las enormes piedras oscilantes usadas por los gigantes, son extraordinarias, pero ¿por qué oscilan? Las más enormes de ellas son, evidentemente, reliquias de los Atlantes; las más pequeñas, son las rocas de Brimham, con piedras giratorias en su cúspide, son copias de los Lithoi más antiguos. 

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